miércoles, 9 de septiembre de 2009

Perderme en las risas, perderme en una multitud de desconocidos.
Desconocidos, sin que entren en tu vida muy personal.
Nunca te dañarian, nunca dañarias.

¿Qué vacío?, claro que no, relleno agujeros de la manera menos perjudicial.
Total , ermitaña no puedo ser.

Amo profundamente el interior de mis conocidos,
Amo profundamente aunque nunca hayan notado todo lo que dejé,
y no es reproche, pero cuando me detengo a pensar,
siento que abandonaría lo que sea por verlos reír.

Pero mi ser aveces es tan egoísta que agarra un demoledor de edifcios
y todo queda destrozado
como mi cabeza en este momento.

Aislamiento, o sino desconocido.
Quien sabe que es mejor.

Pero nada de esto afectaría en un grupo,
porque ya más de miles de veces destrozé personas.

Y ya no quiero más eso, que escuchen a mi yo interior en su peor momento.
Porque son tan lindos que se aterran , aveces, de ver cómo uno rara vez siente esto:
la opresión de una mente abatida y en pedazos.

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