domingo, 9 de enero de 2011

Dos o uno , indiferente.

No sé, bueno sí. No, si, qué importa. No sabrás del futuro a excepción de planes que navegan en la superficie. No sabrás de sentimientos a excepción de sentimientos que navegan en la superficie. No sabrás de las acciones a excepción de las mínimamente pensadas y que, tambien, navegan en la superficie.
Déjala, tómala, sostenla, tírala, escúpela, acaríciala, besala, córtala; de la manera que quieras y cuando quieras, siempre y cuando el manantial te lleve hacia allá porque durante el trayecto pasado, porque durante este presente efímero ya estás decidiendo que así sea. Pero, ¿temes el futuro?, ¿avanzas hechos inexistentes, inconcretos, ireales, fantasiosos?, no, no. Eso si que no, y aclamo que eso si no permito, la cobardía del ser que imagina, re piensa, cae en un tobogán de conclusiones inconclusas, logrando apartar de antemano algo que no quiere apartar.
Entonces, acá viene la marea de cardúmenes que quieren comer pero no tienen hambre, y nadan pero quieren volar, y si vuelan quieren nadar, ¿entonces?.
Plaga de incongruencias acá, hechos mentales más no objetivos, látigos deseosos, cuerpos de dinamita.
Luces que no se van jamás, oscuridad si te tapas completamente los ojos (aunque no, juego con la forma interna y veo puntitos multicolor).
Ah, pues claro, si. Lo he casi comprendido. Puedo ponerme a prueba de todo y descartar o quedarme con lo que quiero. Con mi cuerpo.

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