Recorriendo el edificio dónde las paredes me besan; paredes sonriendo, reflejando en mis ojos la belleza de su armonía. Tan silenciosos los pajaritos entraban por la ventana buscando comida, volaban adentro y en mi interior. Sentí flotar entre mariposas, colibrís, algodones, flores y dulces.
Luego regresé, abrí los oídos para escuchar la pura brisa susurrando en este entorno, ya no deseaba salir nunca más de este increíble lugar.
Pero, cuando estoy afuera, deseo que me abrazen, no importa quien, alguien diferente a mí. Alguien que nunca haya entrado a ese edificio, me gusta esto de la diferencia, lo hace más lindo y entretenido. Por eso adoro los diversos lugares, las sensaciones en cada lugar...
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