En el río lavaste la ropa de tu familia, en la noche de luna salían de tu boca los mitos más interesantes. Y el río a la luz de la luna se escuchaba viajar en silencio.
Los grillos parecian ser infinitos, las estrellas mostrabanse en la expansión de aquella tierra virgen, cuanta iluminación había. Desde abajo podíamos observar las gigantes montañas, que en la noche siempre fueron negras.
El viento tibio pasaba tranquilo, rozando mi pelo, suavemente me insinuaba tocar de una vez por todas el pasto con todo el cuerpo. Entonces yacía yo, tirada en la noche mirando el cielo, sin nada en qué pensar. Sólo la hermosa expansión en silencio brindándome paz a mi frágil corazón.
Luego, por las mañanas el sol pegaba fuerte, el cielo azul sonreía cálidamente. Las montañas eran verdes con las más variadas plantas, flores. Con las más variadas orquideas. Esas hermosas orquideas que ayudaba a cuidar con mi abuelo. Esas mañanas de sol, esas mañanas maravillosas...
Los grillos parecian ser infinitos, las estrellas mostrabanse en la expansión de aquella tierra virgen, cuanta iluminación había. Desde abajo podíamos observar las gigantes montañas, que en la noche siempre fueron negras.
El viento tibio pasaba tranquilo, rozando mi pelo, suavemente me insinuaba tocar de una vez por todas el pasto con todo el cuerpo. Entonces yacía yo, tirada en la noche mirando el cielo, sin nada en qué pensar. Sólo la hermosa expansión en silencio brindándome paz a mi frágil corazón.
Luego, por las mañanas el sol pegaba fuerte, el cielo azul sonreía cálidamente. Las montañas eran verdes con las más variadas plantas, flores. Con las más variadas orquideas. Esas hermosas orquideas que ayudaba a cuidar con mi abuelo. Esas mañanas de sol, esas mañanas maravillosas...
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