Sin palabras, sin esto, sin aquello y con una risa que hasta puede ver más allá de la garganta.
Nada para decir y lo que se dice no tiene sentido o se desvanece en el trayecto. Está bien, la mente está tranquila por momentos, más aún cuando se siente el fresco viento atravesar el rostro y esa canción que se vuelve eterno en los oídos, del cual nunca te cansarías.
Sin sentimientos que frustran, conservando lo que se llama pesimismo. Sin voces y miradas intrusas dañinas, ya todo ha quedado neutro en este momento. Abrir los ojos para mirar el cielo de color indefinido, luego maravillarse a cualquier rayo de luz proveniente de la naturaleza; Hojas danzan, pájaros cantan, árboles festejan, el cuerpo flota en el máximo placer de la naturaleza. Está bien consigo mismo, está bien escribir renglones y renglones sin sentido (¿quizás?), pero con frescura...
Se desmorona tu cabeza en tu encierro sin retorno por opción tuya, pues a mi no.
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