miércoles, 18 de mayo de 2011

Una señora nos adornaba en dulces y más dulces, pero cuando logró obtener nuestro cariño, se apartó de mí.
Ahora lo adorna a él y le hace diferentes tortas, yo miro desde algún rincón, soy indiferente. Él come, se viste con ropa nueva. Luego me propone salir de esa casa. Yo respondo sonriendo. Ahora nos encontramos en la calle de algún lugar caminando, en busca del tren que sale para Mar del Plata. Subimos, sonrientes, que lindo se te ve. Ya estamos en el tren los dos, viajando entre medio de los árboles, dichosos ambos de nuestra travesía.

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