miércoles, 25 de julio de 2012

El miedo acecha, siempre, latente, escondido entre los pies. Pero siempre latente, invisible, a veces demasiado visible, demasiado intacto, y no se esconde sino más bien cubre todo tu cuerpo con esa capa frustrada de emociones rotas asquerosas y repugnantes. Qué cuesta escribir o hablar todo aquello que ronda en la mente, todo aquello que parece terrorífica o hermosamente maravilloso, ¿tanto cuesta?. Mis dedos se bloquean mientras analizo lo que quiero escribir o hablar, y todo se pone mas seco, sin gracia, absdurdo . Siento todo esto mudo, comienza a doler hace rato, veo como desde la adolescencia pensaba que cuando tenga más años de edad todo el dolor de lo absurdo y los sentimientos rotos pasarían, que todo aquello que pensaba iba a cambiar, qué solo sería cuestión de edad. Pero acá, con 23 años sigo pensando y sientiendo exactamente lo mismo, y a pesar de aventuras extremas hacia este mundo, a pesar de lanzarme hacia la tierra con espinas y algodones, a pesar de todo aquello, siempre llego al círculo de lo mismo, siempre pasan ciertas cosas, no puedo ni podré explicarlo, a veces escribir ayuda a descargar, aunque sean puras patrañas decoradas. Ya el miedo a la respuesta ronda mi mente, ya la respuesta se encuentra presente, es tan obvio y tan triste a la vez. Soy hermosamente enamoradiza, aprecio la belleza interior de una manera tan fuerte, me entrego hacia ella, me pierdo en ella, exploro y bebo de ella, me embriago, me pierdo, me ilusiono, me rompo. Otra vez acá, solitaria vaga enamorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario